miércoles, 24 de agosto de 2011

Mi otro yo

     Una persona tranquila, callada, extremadamente racional. Ese sería mí opuesto, mi otro yo. Una joven que medita antes de hablar y escoge detalladamente sus palabras para no pasar vergüenza,  cometer ningún error ni colocar a otros en una posición incómoda. No es que no pienso lo que digo, ni quiero justificarme tampoco, pero a veces la espontaneidad rebalsa de mi cuerpo y mi mente y me es difícil tranquilizarme, pensar y hacer cosas que están bien o son adecuadas para el momento, lugar y personas con las que me encuentro. Quiero decir que a veces, no soy capaz de “no” ser yo misma, es complicado colocar un espejo y pensar exactamente lo que debo decir o hacer, para que no moleste a mis pares ni quede yo misma en ridículo o con una mala imagen (en realidad, ¿qué es la buena y la mala imagen? Lo que impone la sociedad, el sistema) ante los otros.
     Todo también depende del estado de ánimo que tenga. Mi otro yo, es una persona totalmente estable y todos los días de su vida se encuentra normal, jamás pasara de una felicidad casi irreal a una inestable depresión. Lamentablemente (pues este defecto, como lo llamo, no me beneficia) soy un poco ciclotímica, no como una enfermedad, pero si en el sentido y significado de la palabra.
     Mi opuesto vive la vida de un adolescente normal (otro aspecto instalado en la sociedad), se arregla constantemente para sentirse bien, estar bonita cuando se ve las cien veces diarias al espejo y por supuesto, conquistar chicos. Sale a bailar los fines de semana y disfruta del alcohol y el cigarrillo con su amplio grupo de amigos. Es excesivamente enamoradiza, casi todos los meses elije a un joven distinto de quien gustar y no para hasta que este lo sepa y sienta lo mismo. Por supuesto cuando lo consigue, lo utiliza unos pocos días pasándola bien y ya despierta su lado alerta para buscar otro muchacho.  A la joven le gusta la música de plástico (así llamo yo al “pop vacio” que solo genera un poco de diversión y son hits un par de días para luego ser enterrados y totalmente olvidados) Adora a Britney Spiers, Madonna, Lady Gaga y Katty Perry. Detesta el rock nacional y las canciones lentas que tienen contenido y cuesta entenderlas, pues fueron escritas por grandes talentos musicales, tales como Fito Paez, Silvio Rodriguez o Jorge Drexler.
     Mi gran opuesto no lee libros, de vez en cuando compra las caras revistas adolescentes y se informa sobre la vida de las estrellas para luego contarse los chismes con sus amigas. Solo lee libros, cuando la obligan en el colegio y prefiere las novelas fantasiosas e irrealistas que se convierten en “best sellers” a los pocos días de ser publicadas.

2 comentarios:

  1. Excelente descripción!!! Y muy atinadas tus opiniones y preguntas retóricas al respecto de lo impuesto por la sociedad y "los otros". Sin embargo, advierto que también en tu otro yo hay algunos prejuicios acerca de lo que es lo "normal" de un adolescente. La normalidad no existe como tal, sino que recurso de represión. Por eso me encantó cuando decís que no podés dejar de ser vos. Eso es muy bueno!! Eso es la identidad. Eso te hace Dominique.

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  2. Si, en realidad ahora lo leo y al principio hablo de lo impuesto pro la sociedad, pero despues me contradigo y hablo de lo normal, que en realidad no existe. gracias profe! :)

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